“Mi saludo a los hijos de Cuba que en cualquier parte del mundo veneran a la Virgen de la Caridad; junto con todos sus hermanos que viven en esta hermosa tierra, los pongo bajo su maternal protección, pidiéndole a Ella, Madre amorosa de todos, que reúna a sus hijos por medio de la reconciliación y la fraternidad”, dijo San Juan Pablo II en su visita a la Isla en 1998.
Durante las guerras de independencia de Cuba, la devoción a la Virgen de la Caridad del Cobre se fortaleció entre los soldados independentistas. Las tropas solían encomendar su lucha a esta advocación y la victoria final fue ofrecida en su honor. Los veteranos de la gesta de independencia, en 1915, pidieron al Papa que declarase a la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba. En 1916 Benedicto XV les concedió esta petición y fijó su festividad para el 8 de septiembre.
El santuario donde se conserva hoy la imagen mariana fue inaugurado el 8 de septiembre de 1927, y en 1977 el Papa Pablo VI elevó este recinto a la dignidad de Basílica. El 24 de enero de 1998, la Virgen de la Caridad fue coronada como Reina y Patrona de Cuba por San Juan Pablo II durante su visita apostólica a la isla.